sábado, 11 de noviembre de 2017

Sueño negro

Galopa insano y avariento 
el amo del latido,
el que te prende y apaga cuando quiere.

Pero no es él quien te suspende de las mechas
y te eleva para abajo
en esa búsqueda de cielos curadores.

A veces no se puede tener pista con luces
-casi  nunca se puede-
y aún así tenés que aterrizar, 
a oscuras,
a pura piña al aire,
 a puro riñón desvencijado.

Porque las alas no te corresponden
sos un animal de tierra y polvo,
ni siquiera de fuego.


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